Se cumplen ya casi dos semanas del ataque del ELN a la Escuela General Santander de la Policía Nacional, y aún el país no se recupera de este golpe brutal a la vida y a las esperanzas, tantas veces aplazadas, de vivir en una nación en paz.
Un hecho lamentable, no solo por la dolorosa perdida de vidas, si no también, por la peligrosa señal que envía de un escalonamiento del conflicto armado y la urbanización de la guerra por parte de este movimiento armado.
Nuestra organización condenó el atentado desde un primer momento, pero, como movimiento que lleva más de 20 años en Colombia apoyando la construcción de la paz, compartimos el llamado del Consejo de Seguridad de la ONU a persistir en la búsqueda de una salida negociada y nos hacemos eco de la declaración conjunta de las Comisiones de Paz del Senado y Cámara de Representantes para que se sigan implementando los acuerdos firmados con la ex guerrilla de las Farc.
Alimentamos la esperanza de que la suspensión de los diálogos con el ELN sea temporal y no definitiva, queremos confiar en que todavía existe el ánimo y la voluntad de terminar la violencia política a través de acuerdos que beneficien a todos los colombianos. Hacemos un llamado a que no se desgasten los mecanismos internacionales de acompañamiento y veeduría, que en el pasado, fueron definitivos en los acuerdos de paz firmados entre el gobierno y grupos guerrilleros desmovilizados.
De igual forma, convocamos al ELN a renunciar definitivamente a la práctica del secuestro y a entregar a los secuestrados en su poder como una contribución, no solo a la humanización de la guerra, si no, y sobre todo, a su finalización. Creemos que el secuestro ha obstaculizado la confianza en procesos de diálogo anteriores, además de ser una práctica profundamente rechazada por la sociedad por su carácter atroz.
En estos momentos tan difíciles y confusos para todos, PAX reiterar su compromiso con la reconciliación de los colombianos y su apoyo irrestricto a todas las acciones humanitarias que faciliten la convivencia pacífica y la restauración de las condiciones de vida de las víctimas del conflicto.