Uno de los flagelos más complejos y difíciles de superar en el conflicto armado colombiano, es la desaparición forzada. La mayoría de las personas que han acompañado y asumido las labores de búsqueda de las víctimas de este crimen, son mujeres. De acuerdo con los documentos insumo del proyecto de Ley, el 95% de personas que buscan a las víctimas de desaparición forzada, son mujeres. Ellas, en gran parte, son familiares y desarrollan un ejercicio genuino de aporte a la construcción de paz del país.
Por esta razón, la iniciativa legislativa radicada en octubre de 2022, con contribución de las senadoras María José Pizarro, Isabel Cristina Zuleta, y Clara López Obregón, junto al Representante Alirio Uribe, de la coalición del Pacto Histórico, es fundamental para asegurar que las mujeres que aún buscan a sus familiares puedan hacerlo en condiciones seguras y el Estado proteja de manera integral su labor y sus derechos.
De acuerdo al texto radicado “El proyecto propone un tratamiento especial, de parte del Estado y las autoridades, para la prevención, protección y asistencia humanitaria, superación de la vulnerabilidad de las mujeres y personas buscadoras, con medidas de reconocimiento, sensibilización, prevención y protección.”
El proyecto de Ley propone en sus principales artículos:
- La garantía del derecho al acceso a la administración de justicia
- El derecho a la verdad y la memoria histórica
- El derecho a la reparación integral por los daños derivados de su labor y a las garantías de no repetición
- El reconocimiento de su labor pública
- La protección de la búsqueda libre y con garantías de las personas desaparecidas y atención psicosocial diferenciada.
- Apoyo económico por parte del Estado en situación especial de vulnerabilidad, respaldo en la labor de pedagogía para la sensibilización pública y social y la adopción y aplicación efectiva de las medidas de sensibilización, prevención, atención y protección.
Medidas en materia de educación y salud
La forma de materializar la protección a estas mujeres buscadoras estaría relacionada con mejores condiciones de vida con enfoque de género, con el fin de reparar a las mujeres y disminuir la brecha de desigualdad. En este sentido, el proyecto de Ley propone: Medidas de acceso a la educación, derecho de acceso a la vivienda, medidas de acceso a la salud integral y medidas de acceso a la seguridad social.
Así mismo, propone la construcción de una base de datos que consolide el reconocimiento de esta población de mujeres buscadoras, a través de la creación de un Registro Único de Mujeres Buscadoras. Este registro debe ser creado por la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas, en coordinación con la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas, garantizando en este ejercicio de reparación la transversalización del enfoque de género. Así, se podrá expedir la certificación que acredite la condición de Buscadoras de víctimas de desaparición forzada.
Sensibilización
Se pretende que el trabajo propuesto por este proyecto de ley trabaje en diferentes aristas, proponiendo también un ejercicio de sensibilización social que reconozca la labor de búsqueda, mediante el reconocimiento a las mujeres buscadoras de víctimas de desaparición forzada a través del sistema de medios públicos RTVC y la declaración del Día Nacional de reconocimiento a las Mujeres Buscadoras de víctimas de desaparición forzada.
Estas medidas buscan dar a conocer a la opinión pública las observaciones y recomendaciones internacionales sobre la materia, la situación general de las víctimas de desaparición forzada, los resultados de las medidas adoptadas para la atención y protección integral y la participación como constructoras de paz de las mujeres buscadoras.
El proyecto de Ley pretende convertirse en referencia internacional en torno a la protección de la labor de mujeres buscadoras, la construcción de la verdad y el avance en las medidas de reparación y no repetición en el marco de los procesos de justicia transicional.
Las mujeres, la búsqueda y la construcción de la paz
La cifra oficial de personas dadas por desaparecidas es desgarradora. De acuerdo con datos entregados por la Unidad para las Víctimas (con fecha de corte al 31 de julio de 2023) en el marco del conflicto armado se han registrado 192.440 víctimas de desaparición forzada, entre víctimas directas y sus familias. Esta cifra es equiparable a llenar totalmente el estadio Nemesio Camacho El Campín, de la ciudad de Bogotá, tres veces.
Aunque las cifras son alarmantes, este crimen ha sido invisibilizado y normalizado por la mayor parte de la población colombiana. De acuerdo con cifras de la Fiscalía general de la Nación, un 99% de las desapariciones forzadas, quedan en la impunidad.
Las mujeres buscadoras han enfrentado el dolor de perder a sus seres queridos y el flagelo permanente de este delito, lo que las ha llevado a asumir un papel activo en la lucha por la justicia, la verdad y la reparación. A través de su valiente trabajo, han formado colectivos y organizaciones para buscar incansablemente a sus seres queridos, enfrentando riesgos personales, situaciones de vulnerabilidad, desprotección y obstáculos significativos en el proceso.
Desde estos escenarios organizativos, las mujeres buscadoras han trabajado para exigir a las autoridades tomar medidas eficaces contra la impunidad y garantizar espacios para que los responsables de las desapariciones, rindan cuentas por sus acciones. Esta labor, sumada a la incidencia y articulación con la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas – UBPD – corporaciones, fundaciones y organizaciones no gubernamentales, las ha llevado a avanzar significativamente en su trabajo.
Las mujeres que han asumido esta labor en nuestro país, las Madres de Plaza de Mayo en Argentina, Leymah Gbowee en Liberia, Immaculée Ilibagiza en Ruanda y María Herrera Magdaleno en México; tienen en común el haber asumido la búsqueda de sus seres queridos desaparecidos en el marco de diferentes conflictos en el mundo. Ellas, como cientos de mujeres, son el rostro de la tenacidad y la persistencia. Se han reconocido como sujetas históricas y políticas, asumiendo un rol activo en la búsqueda de verdad.