Testimonios de víctimas

Elver Estrada, víctima de desplazamiento del Cesar, exige investigaciones a empresas mineras

Elver Estrada Soto viene de Cesar, donde fue desplazada de su comunidad por Autodefensas, quienes estaban interesados en obtener las tierras suyas y de la comunidad a la cual él pertenecía. Elver notó la cercanía entre los Autodefensas y las empresas mineras, y exija que se haga una investigación a fondo a las empresas mineras y su relación con el actuar de los Autodedensas.

Ufley Quintero, abogado que acompaña a las víctimas de la violencia paramilitar en el Cesar

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Víctima del paramilitarismo y abogado Ufley Quintero relata sobre los esfuerzos de juntar a las empresas mineras a dialogar con las víctimas del paramilitarismo, y así lograr que se conozca la verdad sobre lo ocurrido en el Cesar, y que las empresas mineras reconozcan su responsabilidad. Eso sería el primer paso a la justicia para las víctimas.

Betty Mejía de El Toco sobre la violencia paramilitar

Betty Judith Mejía vivió en la Parcelación El Toco (Municipio de San Diego, Cesar) hasta que en 1997 un grupo de paramilitares de la AUC entró en la comunidad y asesinó a dos miembros, produciendo el desplazamiento de los y las habitantes de El Toco. En esta entrevista, Betty habla de la responsabilidad de las empresas mineras y la necesidad de reparación de las víctimas.

Mayra Méndez relata sobre el asesinato de su padre

Mayra Méndez es del municipio de Chiriguaná, departamento del Cesar. En el año 2001, paramilitares del Frente Juan Andrés Álvarez (una división de la AUC) llegaron a su casa, donde interrogaron a su padre, y después le asesinaron. En esta entrevista, Mayra vincula el asesinato de su padre con la actividad de las empresas mineras que operaban en la zona, y expresa su deseo que se conozca la verdad sobre su muerte.

Aquiles Alfaro Castillo. Lugar Bosconia

Aquiles Alfaro CastilloYo tenía 25 hectáreas en Mechoacán. Las ocupamos en 1990 y comenzamos a construir una casa y a cultivar la tierra. No fue sino hasta 1996 cuando todos los documentos de propiedad estuvieron en orden. Las amenazas de los paramilitares comenzaron poco tiempo después. Siempre llegaban de noche para decirnos que teníamos que irnos, porque Drummond quería comprar la tierra. Mi hijo protestó y fue amenazado. Me lo llevé a Riohacha (en el norte), donde estaría seguro. En una visita posterior, nos ofrecieron 10 millones de pesos. Teníamos que irnos en 12 horas. Eso fue lo que hicimos. Huimos a Riohacha. Mi hijo fue asesinado allí después, luego de lo cual nos fuimos a Bosconia. Estamos ahora procediendo para que nos devuelvan nuestra tierra. Queremos un precio justo. Oswaldo Vega, el hombre que compró nuestra tierra por tan poca plata y que todavía trabaja para Drummond, vino hace dos meses y me amenazó. Dijo que teníamos que parar el caso o que volvería para matarme. No me ha quedado nada. Vivo en un rancho y vendo café en el mercado.

Diana Garina Huerte (36) y sus hijos Umberto, Saira y Natalia. Lugar: San Diego

Diana Garina HuerteEl padre de mis hijos fue asesinado en un potrero cerca de aquí, en el 2003, cuando estaba jugando fútbol con algunos de los muchachos del pueblo. Acababa de meter un gol cuando apareció una camioneta verde. Se bajaron tres hombres y le preguntaron si le gustaba el fútbol. Uno de los muchachos respondió por él y dijo que le gustaba mucho. Uno de los hombres dijo que era una lástima, porque era la última vez que jugaría fútbol. Y lo asesinó a balazos. Los hombres dieron después un paseo tranquilamente por el potrero, antes de volver a la camioneta y desaparecer. Muchos años después descubrimos, leyendo sus confesiones, que el Tigre y Jorge 40 estuvieron detrás de esto. Pero no hubo una razón específica para cometer este asesinato.

Rafael Arturo Méndez Barbosa y Maira Méndez Barbosa (hermanos) El Cruce de Chiriguaná (Colombia)

Rafael Arturo Méndez Barbosa y Maira Marleny BarbosaA las dos de la madrugada del 19 de febrero del 2001, unos 30 paramilitares aparecieron en nuestro pueblo, según su madre, Marina Barbosa (56). Pararon delante de la casa y tocaron la puerta, pero yo no quería dejarlos entrar. “!Apúrense o tiramos una granada adentro!”, gritaron los hombres. Después derribaron la puerta. “Ustedes apoyan a la guerrilla”, gritaron de nuevo. Usaban máscaras negras que ocultaban sus rostros. Yo les dije que no era verdad, pero no escuchaban. Nos hicieron acostar en el suelo. Buscaron por toda la casa papeles que pudieran incriminarnos y tiraron todas nuestras pertenencias al suelo. Llegaron en una camioneta grande y en un carro del ejército. Se llevaron todas las cosas de valor, incluyendo nuestra motocicleta. También nos amenazaron con llevarnos, pero yo les grite: “Si quieren matarnos, !háganlo aquí!” Cuando terminaron de inspeccionar la casa, acusaron a mi esposo de ser sindicalista. Pero no lo era. Sí trabajaba para la Drummond: manejaba camiones para esa empresa. Al final, sacaron a mi esposo y lo asesinaron a balazos aquí, al frente de nuestra casa, delante de nuestros hijos. Su cuerpo recibió nueve balazos.

Jerardith Nieto Cuellar (39) Rincón Hondo, Chiriguaná (Colombia)

Jerardith Nieto CuellarJerardith puede recordar como si fuera ayer la última vez que vio a su hermano. Fue el 14 de noviembre del 2012, hacia las seis y media de la tarde, cuando estaba oscureciendo. “Un carro paró delante de nuestra casa. En el puesto delantero iba alguien que mi hermano conocía y atrás iban otros dos hombres. Yo no podía ver claramente. “Venga con nosotros”, le gritó el chofer a mi hermano Howes, “hay un carro varado en el barro cerca de Los Chorros. Mi hermano era mecánico, de manera que no había nada raro en el hecho de que personas vinieran a buscarlo. Mientras se ponía una camiseta para irse con ellos, le pregunté si no quería comer primero algo. Uno de los hombres que iba atrás me dijo que Howes volvería pronto. Pero llegaron las diez de la noche y él no había regresado aún a casa. Encontramos a Howes asesinado cerca del lago donde se suponía que había ido. tenía 25 años. Mi padre murió de pena tres años más tarde. Howes era mi hermano más querido: siempre me daba un beso cuando yo volvía a casa y era alguien que no hubiera matado una mosca. No tengo idea porqué fue asesinado, pero tuvo que ver algo con la persona que conocía en el carro y que vino a recogerlo. La gente lo llamaba Santa Facha y tenía vínculos con los paramilitares. Manejaba un carro de la Drummond. Quizás pensaron que mi hermano tenía vínculos con la guerrilla? Pero eso no era para nada cierto.”

Gloria Navarro Amaya (53 años) Lugar: San Diego

Gloria Navarro Amaya“Mi esposo administraba la hacienda El Diamante, en Los Brasiles. Vivíamos allí con toda la familia (nuestros 6 hijos), y con el hermano de mi esposo y varios de sus hijos. A las cuatro y media de la madrugada del 8 de septiembre del 2000, un grupo de hombres armados llegó a la hacienda. Los hombres de la casa ya estaban trabajando y ocupados ordeñando y haciendo todo lo demás. Yo estaba en el pueblo llevando a los niños menores a la escuela. Se llevaron a los hombres de la casa y los asesinaron. Un sobrino quedó vivo. Ese día perdí a mi esposo y a dos de mis hijos. Mi cuñado y tres de sus hijos también fueron asesinados. Nunca más volví a la finca después de haber recogido los cuerpos para enterrarlos. Me fui a vivir con los niños que quedaron vivos a San Diego, pero después de vivir un año allí nos amenazaron. Mi hijo de siete años llegó un día gritando a casa: ‘Nos van a matar’, Nos fuimos al otro día para Bucaramanga, donde permanecimos cinco años. Trabajé en el servicio doméstico y una amiga me ayudó de manera increíble, encargándose de que los niños fueran a la escuela. Decidí regresar aquí en 2007. A veces me preocupo, pero este es mi hogar.”

Claudia Balcero (40 años) Lugar: Valledupar

2013-08-27_MG_0190-claudia-300Claudia es la primera coordinadora que tuvo el movimiento de víctimas de la violencia en el cesar. Israel su esposo, trabajaba como investigador forense para la Fiscalía General de la Nación. En el año 2000, él fue asesinado, junto con otros seis colegas, por los paramilitares, mientras investigaba otro caso de asesinato cometido por esta misma organización. Los restos de los siete investigadores nunca se han encontrado. En busca de sus seres queridos, Claudia ha estado presente en varias excavaciones, hasta ahora sin resultados. Este trauma´tico evento cambio´ para siempre las vidas de Claudia. “No conocemos la razo´n de los asesinatos y hasta el momento no hemos podido recuperar los cuerpos, a pesar del hecho que alias El Tigre y alias Tolemaida han declarado que esta´n enterrados en una hacienda en Codazzi”, declara Claudia. La bu´squeda, el dolor y la incertidumbre han hecho grandes estragos en sus vidas. Dice Claudia: “Antes del caso de la desaparicio´n de mi esposo, yo si´ teni´a trabajo empleo, pero a rai´z de la desaparicio´n de e´l el esposo, me distancie´ totalmente del tema del empleo, y toda mi vida en los u´ltimos 13 an~os ha girado so´lo alrededor de tratar de resolver el caso”